La mayoría de los runner tienen una estrecha relación de amor-odio con sus pies. Esto es debido a que los pies de los corredores soportan todo el peso del cuerpo, y sufren cantidad de pequeñas lesiones que pueden ser muy molestas, como ampollas, callos, o simplemente, problemas en las uñas. Pero hay otro tipo de lesiones de mayor gravedad, que pueden provocar que el corredor tenga que dejar de practicar running, en este caso hablamos de tendinitis, fracturas, etc.
El pie es una parte extremadamente compleja del cuerpo humano, formada por una red de huesos, tendones, ligamentos y músculos, los cuales trabajan en armonía para su correcto funcionamiento. Cualquier fallo en una de estas partes puede provocar que tengamos que dejar de lado las pistas, impidiéndonos disfrutar de este deporte.
Pero sin duda, la lesión más común entre corredores es la fascitis plantar. Por ello, es importante conocer a qué tipo de lesión nos enfrentamos, y cuáles son las medidas que debemos poner en práctica para prevenirla.
Comúnmente entendemos por fascitis plantar, al dolor agudo e intenso que sufrimos en la parte inferior del pie, su nombre proviene del ligamento del mismo nombre (fascia plantar) que recorre longitudinalmente la planta del pie y que sirve para unir el calcáneo con la parte anterior del pie. Al igual que al sufrir problemas de tendinitis, la lesión puede aparecer sin avisar y prolongarse durante largos periodos de tiempo.
La manera más habitual de que se reproduzca esta lesión es debido a la práctica excesiva del running, aunque también puede ser causada por un problema biomecánico, llevar unas zapatillas inadecuadas para correr, o un aumento de la intensidad del entrenamiento demasiado rápido.
El procedimiento para tratar la fascitis plantar empieza por descubrir que ha originado la lesión. Pero el primer paso que debemos dar, es asegurarnos de elegir el calzado adecuado, que nos proporcione suficiente apoyo, y una plantilla a medida que le otorgue al pie comodidad, y le permita moverse con naturalidad.
Una vez haya disminuido el dolor, es fundamental no dejar de lado el tratamiento. Podemos hacer juegos de rotación con una pelota, ayudándonos a calentar y estirar el pie. Estos ejercicios son fundamentales para aquellas personas que son más propensas a sufrir fascitis plantar.