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Tendinitis tibial posterior: que es y como pevenirla

La tendinitis tibial posterior es una afección que afecta al tendón del músculo tibial posterior, el cual se encuentra en la parte posterior de la tibia y membrana interósea, y se inserta en el escafoides, en la parte interna del pie. Este tendón juega un papel importante en la estabilidad del arco longitudinal interno del pie, siendo responsable de la flexión plantar y la inversión. Sin embargo, cuando este músculo no tiene la fuerza suficiente para soportar las cargas o pesos del pie, puede provocar un colapso del arco longitudinal interno, lo que resulta en una pronación excesiva o hundimiento del pie hacia dentro.

Síntomas de la tendinitis tibial posterior

Los síntomas de la tendinitis tibial posterior varían en función del grado de afectación.

El primer síntoma suele ser el dolor en la parte interna del pie, que empeora con la bipedestación prolongada y la práctica de ejercicio físico. Además, puede haber inflamación en la cara interna del tobillo, que se corresponde con el engrosamiento del tendón y del tejido sinovial que lo rodea. En etapas más avanzadas, el dolor puede persistir incluso en reposo y dificultar la práctica de ejercicio.

En la exploración física, se puede realizar una prueba llamada «Heel Rise Test» o prueba de ponerse de puntillas, en la que se solicita al paciente que realice este movimiento, en el que el músculo tibial posterior trabaja de forma activa. En condiciones normales, el paciente podrá realizar el ejercicio sin dificultad y se generará un aumento del arco plantar. Sin embargo, si el paciente experimenta dolor al realizar esta prueba, puede ser indicativo de una tendinitis tibial posterior. En casos más graves, el paciente puede tener dificultad para ponerse de puntillas, lo que puede indicar una ruptura del tendón tibial posterior.

Incidencia y prevalencia de la tendinitis tibial

La tendinitis tibial posterior es una afección frecuente en corredores y deportistas que practican actividades de impacto como baloncesto, fútbol, tenis, entre otros. Sin embargo, también puede afectar a personas no deportistas, siendo más común en mujeres que en hombres, con una proporción de 3:1. Además, se observa una mayor prevalencia en personas con sobrepeso, mayores de 40 años, con antecedentes de diabetes y problemas circulatorios.

¿Como diagnosticar la tendinitis tibial posterior?

El diagnóstico de la tendinitis tibial posterior se basa principalmente en la evaluación clínica, que incluye la exploración en camilla, en estática y en dinámica, y la consideración de los síntomas que refiere el paciente.

La prueba del «Heel Rise Test» mencionada anteriormente (pedir al paciente que se ponga de puntillas)puede ser una herramienta importante para la confirmación de esta patología. Esta prueba lapodremos hacer unilateral o bilateral.

En algunos casos, podemos completar el diagnóstico con pruebas de imagen como la ecografía o la resonancia magnética para obtener una imagen más precisa del grado de afectación del tendón tibial posterior.

Prevención de la tendinitis tibial posterior

La prevención es un aspecto importante en el manejo de la tendinitis tibial posterior. Aquí hay algunas medidas que se pueden tomar para prevenir esta afección:

  1. Revisar la pisada con un podólogo: Un pie con un arco caído o valgo de retropié tiene una predisposición a desarrollar tendinitis tibial posterior. Un podólogo puede evaluar la estructura y función de los pies y recomendar el uso de plantillas ortopédicas personalizadas para corregir la pronación excesiva del pie y proporcionar un mejor soporte al arco longitudinal interno.
  2. Controlar el peso: El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo importantes para la tendinitis tibial posterior. Mantener un peso saludable puede reducir la carga y el estrés en los pies y prevenir el desarrollo de esta afección.
  3. Realizar ejercicios de fortalecimiento: Fortalecer la musculatura intrínseca y extrínseca del pie puede ayudar a prevenir la tendinitis tibial posterior. Ejercicios como el fortalecimiento de los músculos de la pantorrilla, ejercicios de equilibrio y estabilidad, así como la movilidad del tobillo, pueden ayudar a mantener una buena función del pie y prevenir lesiones.
  4. Usar calzado adecuado: Utilizar calzado apropiado para la actividad física que se realice es esencial para prevenir la tendinitis tibial posterior. El calzado deportivo debe tener un buen soporte del arco, una amortiguación adecuada y un ajuste adecuado para evitar la pronación excesiva del pie.
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Tendinitis tibial posterior: tratamiento

El tratamiento de la tendinitis tibial posterior tiene como objetivo reducir el estrés en el tendón, disminuir la inflamación y aliviar el dolor. El tratamiento conservador es la primera opción de manejo y puede incluir:

  1. Uso de plantillas ortopédicas: El primer tratamiento que abordamos en consulta es el tratamiento conservador. Las plantillas personalizadas o las ortesis plantares (plantillas a medida) son uno de los tratamientos más importantes y efectivos para la tendinitis tibial posterior. Estas plantillas están diseñadas para corregir la pronación excesiva del pie y proporcionar soporte y estabilidad al arco longitudinal interno. Las plantillas pueden ser usadas en los zapatos de uso diario, calzado deportivo o en zapatos específicos para la actividad física.
  2. Reposo relativo: Descansar y permitir que el tendón se recupere es importante en el tratamiento de la tendinitis tibial posterior. Evitar actividades que causen dolor o empeoren los síntomas y permitir que el tendón se recupere antes de volver a la actividad física.
  3. Calzado adecuado ( especialmente si eres corredor): Utilizar calzado con buen soporte del arco, amortiguación adecuada y un ajuste adecuado para evitar la pronación excesiva del pie, incluso en la vida diaria, puede ayudar a reducir la carga en el tendón y prevenir la recurrencia de la tendinitis tibial posterior.
  4. Tratamiento láser de baja intensidad: Este enfoque utiliza la aplicación de luz láser de baja intensidad en la zona afectada para estimular la curación y reducir la inflamación. El láser de baja intensidad ayuda a mejorar la circulación sanguínea, promover la regeneración celular y aliviar el dolor. Este tipo de terapia es no invasiva y generalmente indolora. Sin embargo, se requiere la evaluación y supervisión de un profesional de la salud para determinar si es apropiado y seguro para cada caso individual de tendinitis tibial posterior.

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